lunes, 28 de julio de 2008

Un beso

Un lento despertar, un reflejo lento,
un brazo que me rodea, unos ojos que me miran,
un beso, una mujer, un beso,
un hasta luego, un adios, una despedida,
un abarazo, un beso, un anochecer,
una vida en un hilo, una noche, un adios,
una unió, un beso, un te quiero,
un beso, una vida nueva, un amor.

Un despertar, un brazo que me rodea,
unos ojos que me miran, una mujer
una vida, un beso,
un amanecer, una nueva vida,
un adios, una despedida, una muerte.

domingo, 27 de julio de 2008

Redes de Venganza 2

El camino al tanatorio fue rápido. Durante el trayecto Alan estuvo intentando asimilar toda la información que le habían dado, con el fin de poner orden en su cabeza. No sabía por qué, pero al parecer una serie de hombres habían asesinado a su familia.
Una vez que llegaron, todos fueron a la habitación en la que se encontraban los cadáveres junto a la familia y a los amigos de la familia.
Alan fue recibido con abrazos y besos, aunque él andaba sin apenas darse cuenta de quienes estaban en esa misma sala con él. Oía a gente, y su vista únicamente se ocupaba de observar los cuerpos inmóviles de su familia.
Cuando Alan volvió a la realidad un hombre se le acercó, diciéndole que la policía le estaba buscando para hacerle algunas preguntas relacionadas con la familia.
Todo fue rápido. Le preguntaron que si el sospechaba de alguien. Le pidieron información sobre cuál era el trabajo y el estatus de cada miembro de la familia y se le comunicó que estaría informado.
Cuando salió de la sala miró a su alrededor y encontró una figura que le era muy conocida. Se trataba de la misma chica que había despedido unas horas atrás. Se encontraba llorando rodeada de gente que el no conocía, sólo distinguía a su hermana. Alan no comprendía el por qué del llanto de esa gente que el no conocía, pues ellos al fin y al cavo no conocían tampoco a su familia, por lo que decidió acercarse a hablar con ellos.
- Hola Eli, ¿qué tal?, ¿qué haces tú por aquí?
La chica lo miró atónita, como si se tratase de una broma, y al rato le contestó:
- Han matado a mi familia a tiros.

lunes, 21 de julio de 2008

Redes de venganza

Lentos copos de nieve caían por toda la ciudad, mientras que centenares de personas caminaban a paso rápido por el centro de la ciudad, buscando un buen lugar donde poder calentarse.

En medio de todo ese bullicio se encontraban dos siluetas inmóviles que tras una pequeña charla se despedían.

El chico tenía un aire despreocupado y vestía unos vaqueros oscuros junto con una cazadora negra, mientras que ella iba con un chandal y una cazadora de montañero.

Tras cinco minutos de conversación rápida, ambos separaron deseándose unas felices vacaciones de invierno, y prometiéndose quedar un día a tomar un café caliente en su bar preferido.

Una vez que ambos se dejaron de ver, el chico sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió, mientras paseaba lentamente disfrutando de la primera noche de nieves del invierno. Se puso su MP3 y empezó a tararear por lo bajo algunas antiguas canciones de Rock.

Cuando estaba a punto de llegar a su casa su móvil sonó advirtiendo que la llamada era de un número privado. Lo cogió, y al momento se quedó inmóvil. Parecía que toda la felicidad que desbordaba hubiese sido congelada por ese ambiente invernal. Blasfemó por lo bajo y empezó a llorar maldiciendo a todos los Dioses.

Tomó una dirección contraria, y se dirigió a una calle menos céntrica donde le esperaba un coche. En él le esperaban dos siluetas más, ambas con los ojos rojos de tristeza.

- ¿Cómo ha pasado? ¿Qué cojones ha pasado? ¿Por qué? ¿Por qué ahora?

- Lo siento Alan. Los 3 han sido abatidos a tiros. Creemos que puede haber sido un atentado terrorista.

- Pero… ¡joder! Mis viejos andan limpios. Ellos nunca han hecho daño a nadie… Y menos mi hermana.

Sin más explicaciones arrancaron el coche y se dirigieron al tanatorio de la localidad en un silencio irrompible.

lunes, 7 de julio de 2008

Iglesias

Dos portones abiertos me incitan a entrar a una iglesia medio derruida. La fachada es de piedra, y las enredaderas la visten dándola un nuevo color y tapando sus desperfectos.
Entro, y nada más posar mi pie en su rellano, me doy cuenta de que no estoy en un sitio cualquiera, sino que más bien estoy entrando en un nuevo mundo.
Miles de corazones metálicos bombean al ritmo de palabras ya vacías, pues éstas hoy en día no tienen ningún sentido.
Es un sitio donde habitan todos los sueños rotos, y donde se esconde la realidad. Es un sitio oscuro.
Esta iglesia no es normal.
El cuerpo de Cristo son las miserias de sus gentes, y la sangre, la derramada por su causa en tantos lugares y durante tantos siglos.
Vagabundos se arrastran buscando la salvación, mientras que sus salvadores beben en copas de oro.
Prostitutas, homosexuales y ladrones buscan su salvación, mientras que sus salvadores les quitan la mirada.
El agua bendita quema la piel, pues el propósito para el cual fue creado no es el mismo para el que lo utilizan, ni para ser utilizado por quienes lo utilizan, y en un arrebato de rebeldía quema los rostros de sus gentes.
Dios nunca existió. La iglesia es un mercado que juega con dinero negro, como el de los camellos.
Su filosofía de vida es antigua, y no es muy adecuada.
Cada uno puede ser un Dios haciendo que la vida de los demás sea feliz. Sacrificándose por los demás, ya sean más ricos que tú, o te aparten la mirada.
El Papa es el hombre más sencillo.
No tiene estado, pues no tiene fronteras en sus pies.
No distingue a los seres humanos, pues todo ser vivo es un ser humano, ya sea hombre, planta o animal.
Utopía.

Utopía.

Filosofía.

¿Realidad?

Bosque

Era una tarde fría y oscura, en la que el mínimo castañeo de dientes podía oírse como si fuese una sierra eléctrica. Juan había salido tarde del trabajo, y nunca se podría haber imaginado lo que le sucedería esa noche.
Después de una dura jornada en el restaurante marítimo, se dirigió a su casa, arrastrando los pies y la mochila por el húmedo suelo recién lavado por la lluvia. Casi no tenía conciencia de por donde estaba caminando, hasta que se dio cuenta de que el camino por el que iba no era nada habitual, el bosque había crecido ante él. Nervioso, se dio la vuelta para andar sobre sus pasos pero enfrente solo vio un gran acantilado y un vacio profundo delante suyo. No entendía como había llegado hasta allí, pero estaba seguro de haber llegado por donde ahora solo había oscuridad. Sin más remedio que el ir hacía delante comenzó a caminar a paso lento, el trabajo seguía haciendo mella en él. Pasó una hora y pasaros dos hasta que al borde de un camino encontró una pequeña cabaña medio derruida y envuelta en un manto de enredaderas. La puerta estaba abierta y tirado en el suelo había un colchón pidiéndole a gritos que se tumbara en él, y así lo hizo.
Cuando volvió a despertar un liquido frío le resbalaba por la cara y poco a poco el frío se apoderaba de él también. Intentó abrir los ojos pero no podía, alguien o algo se los había arrancado, comenzó a sentir conciencia de su cuerpo y también notó que las manos ni los pies les respondían. De repente, una carcajada resonó en la habitación y un dolor punzante le atravesó el estomago, pero no moría, intentaba gritar pero tampoco podía, solo podía sentir como algo le iba comiendo las entrañas, lentamente, regocijandose en su dolor y en la mañana del segundo día, murió sin poder ver la cara de su verdugo.

FIN

miércoles, 2 de julio de 2008

Sueños rotos

Hundido, así me has dejado.
Raptando por un suelo lleno de cristales de sueños rotos.

Alzo un brazo en busca de ayuda. Miro hacia arriba pero el sol me quema los ojos.

Me arrastro, despedazando mi piel. Este es el precio por soñar demasiado.

Raptando por un suelo lleno de cristales de sueños rotos.